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Desarrollo de Conductas Responsables: Pautas para madres y padres
Fecha de Publicación: 2/4/2016Todos los niños y niñas necesitan un equilibrio entre juego y trabajo; el cuidado de uno mismo y las tareas del hogar pueden servir para que se ejercite en unas responsabilidades concretas.
Conviene tener muy claras las responsabilidades de cada miembro de la familia e incluso escribirlas en un mural o panel de corcho. Cada uno debe saber qué tiene que hacer, cómo y cuándo debe hacerlo para que se responsabilice y haya colaboración en las tareas comunes de la familia y no se cargue de tareas a un miembro en particular. Si se cuida esto, se logrará una mayor eficacia y calidad de vida.
Es preciso que las personas adultas que conviven con niños se pongan de acuerdo en qué responsabilidades se les van a exigir. La discrepancia entre lo que exigen o permiten unos u otros miembros de la familia, favorece el incumplimiento de las tareas que se le encomiendan al niño, así como su justificación para no hacerlas. No debemos exigir a los hijos lo que no nos exigimos a nosotros mismos.
La paciencia y tolerancia son actitudes imprescindibles de los padres y madres que quieren ayudar a sus hijos a crecer responsables. Conviene tener en cuenta que no siempre pueden realizar una tarea perfecta, que pueden equivocarse y que esas equivocaciones pueden ayudarles en su proceso de aprendizaje.
¿Qué hacer en el momento de encomendar una tarea?
Explicar con claridad y con pocas palabras qué deseamos que haga y comprobar que lo ha entendido bien. Suele ser frecuente que el niño/a esté entusiasmado en otra actividad y no preste la atención necesaria.
Evitar mensajes como: "Lo voy a hacer yo porque lo haces todo mal." Con estos mensajes que desvalorizan al niño, eliminamos la motivación que pudiera tener, anulamos sus esfuerzos por mejorar y se resiente su autoestima.
¿Qué hacer una vez empezada la tarea?
Nunca hagas tú lo que tu hijo/a es capaz de hacer por sí solo/a. Te equivocas si piensas que le ayudas facilitándole la tarea para evitarle un mal rato. Observa las posibilidades y grado de evolución de tu hijo/a y vete adecuando el grado de exigencia y el tipo de responsabilidad a su crecimiento. No permitas que abandone la tarea elegida porque así favoreces su inconstancia y puede adoptar conductas caprichosas e impulsivas.
¿Qué hacer una vez acabada la tarea?
Controla en qué grado y modo ha cumplido la tarea. En caso de incumplimiento por olvido, deberá asumir las consecuencias. Valora lo que ha hecho, exprésaselo con muestras de afecto y muestra tu satisfacción por su colaboración en el buen funcionamiento de la familia.
Si la tarea no se ha finalizado o no está bien hecha, ante todo y en primer lugar, valora su actitud, destaca los aspectos positivos e indícale en qué puede mejorar. Dale muestras de confianza, permítele que pueda rectificar y anímale a que lo intente de nuevo.
Escrito por Ms. Natalia Álvarez
Coordinadora de Primaria Menor Sendero